El régimen chino está librando una guerra política contra Estados Unidos y los responsables políticos estadounidenses deben reconocerlo como lo que es, advirtió el exconsejero adjunto de seguridad nacional Matthew Pottinger.
«No hemos entendido adecuadamente, creo, uno de los elementos más amenazadores de la estrategia china, y es la forma en que busca influir y coaccionar a los estadounidenses, incluidos los líderes políticos, empresariales y científicos, para ponerlos al servicio de las ambiciones de Beijing», dijo Pottinger el 4 de agosto durante una audiencia del Comité de Inteligencia del Senado.
Los diferentes métodos del régimen para lograr esa estrategia han sido una «manifestación de la guerra política», explicó Pottinger, inspirándose en el exdiplomático estadounidense George F. Kennan.
Kennan —más conocido por haber formulado la política estadounidense de «contención» para oponerse a la Unión Soviética tras la Segunda Guerra Mundial— utilizó el término «guerra política» en su memorando de 1948, en el que la describía como «el empleo de todos los medios al alcance de una nación, sin llegar a la guerra, para lograr sus objetivos nacionales».
«Eso es lo que está haciendo China», añadió Pottinger.
Pottinger, que sirvió durante la Administración de Trump, es ahora un distinguido miembro de la Institución Hoover de la Universidad de Stanford.
La guerra política de China tiene varios elementos, siendo el más crucial el trabajo del «frente unido», encabezado por el Departamento de Trabajo del Frente Unido (UFWD, por sus siglas en inglés) del Partido Comunista Chino (PCCh), según Pottinger.
«En lugar de practicar la diplomacia, el Frente Unido reúne información de inteligencia y trabaja para influir en los ciudadanos privados, así como en los funcionarios de gobiernos extranjeros, centrándose en las élites extranjeras y las organizaciones que dirigen», explicó Pottinger.
El régimen chino también despliega grupos de «frente unido» a nivel popular como parte de su esfuerzo por infiltrarse en las instituciones civiles y políticas de Estados Unidos.
En octubre del año pasado, el Departamento de Estado estadounidense designó a la Asociación Nacional para la Unificación Pacífica de China, con sede en Washington y controlada por el UFWD, como misión extranjera por su «influencia maligna» en Estados Unidos.
Bill Evanina, exdirector del Centro Nacional de Contrainteligencia y Seguridad de Estados Unidos, también advirtió sobre la UFWD de China en la audiencia mientras comentaba la amenaza integral de China para Estados Unidos.
«[El líder chino] Xi Jinping tiene un objetivo, ser el líder geopolítico, militar y económico del mundo», dijo Evanina. «Él, junto con el Ministerio de Seguridad del Estado de China, el Ejército Popular de Liberación y el Departamento de Trabajo del Frente Unido, impulsan un enfoque integral y que incluye a todo el país (…) para invertir, aprovechar, infiltrar, influir y robar en todos los rincones de Estados Unidos».
La guerra política de China a añadido recienteme la «explotación de las plataformas de redes sociales de Estados Unidos», según Pottinger.
En los últimos años, los diplomáticos chinos y los medios de comunicación estatales de China han recurrido a Twitter y Facebook para difundir la propaganda y la desinformación del régimen a una audiencia mundial.
La campaña de propaganda online suele tener como objetivo debilitar la fe de la gente en la democracia, exacerbar las tensiones sociales o crear inestabilidad política.
El régimen chino también considera que la recopilación de datos sobre adultos estadounidenses y sus hijos es «un juego limpio bajo las reglas de guerra política de Beijing», dijo Pottinger.
El régimen chino ha acumulado una enorme base de datos de información personal de estadounidenses, tras una serie de ciberataques en los últimos años. Por ejemplo, en 2017, los hackers chinos robaron nombres, fechas de nacimiento, números de seguridad social y números de licencia de conducir de unos 145 millones de estadounidenses, después de hackear los sistemas en internet de la agencia de reportes de crédito de Estados Unidos, Equifax.
«El partido [PCCh] ahora compila expedientes sobre millones de ciudadanos extranjeros en todo el mundo, utilizando el material que reúne para influir y apuntar e intimidar, recompensar, chantajear, adular, humillar y, en última instancia, dividir y conquistar», dijo Pottinger.
En respuesta a la guerra política de China, Pottinger ofreció varias recomendaciones a Washington, entre ellas ampliar la actual lista negra que prohíbe a los inversores estadounidenses invertir en 59 empresas chinas de defensa y tecnología, endurecer la Ley de Registro de Agentes Extranjeros y trabajar más estrechamente con las empresas estadounidenses de redes sociales para exponer las operaciones de influencia de China.
«Las universidades estadounidenses, tal vez con ayuda del gobierno de Estados Unidos, también deberían entregar un segundo smartphone a cada ciudadano chino que venga a estudiar a nuestras escuelas en Estados Unidos, para que tengan un smartphone libre de apps chinas como WeChat», recomendó también Pottinger.
La empresa matriz de WeChat, Tencent, es conocida por cumplir las normas de censura de Beijing en China. La empresa ha extendido las normas a los usuarios estadounidenses de WeChat.
En resumen, Evanina dijo que el PCCh supone «la amenaza más compleja, perniciosa, agresiva y estratégica a la que se ha enfrentado nuestra nación».
Estados Unidos será muy diferente en el futuro si no se afronta adecuadamente la influencia del régimen chino en Estados Unidos, advirtió en la audiencia el vicepresidente del Comité de Inteligencia del Senado, el senador Marco Rubio (R-Fla.).
«Si no despertamos, y no abordamos esto ahora, los Estados Unidos que nuestros hijos van a heredar, muy pronto, podría muy bien ser uno en el que los sermones santurrones de una tiranía comunista genocida será lo único que los estadounidenses podrán escuchar o decir sobre China», dijo Rubio.
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