Una mayoría de estadounidenses de ambos partidos políticos cree que Estados Unidos debería ayudar militarmente a Taiwán en caso de que sea invadido por China continental, según una nueva encuesta.
Los resultados demuestran que los votantes están cada vez más inclinados hacia que la isla autogobernada mantenga su independencia de facto frente a la creciente agresión del régimen comunista de Beijing.
Apoyo bipartidista a la defensa de Taiwán
Aproximadamente el 58% de los 1081 probables votantes encuestados a mediados de enero creían que el gobierno de Biden debería destinar recursos militares estadounidenses para defender a Taiwán de una invasión.
Esta opinión se mantuvo independientemente del partido; el 56.2% de los demócratas, el 57.4% de los independientes y el 60.8% de los republicanos estuvieron de acuerdo con el apoyo militar de Estados Unidos a Taiwán.
El sondeo fue realizado por el Grupo Trafalgar, un servicio de encuestas y sondeos que anteriormente ganó notoriedad por predecir correctamente los resultados de las elecciones presidenciales de 2016.
Los datos presentan un desarrollo significativo en la evolución de la percepción pública relativa a Taiwán y al Partido Comunista Chino (PCCh) entre los votantes estadounidenses.
En agosto de 2021, por ejemplo, casi la mitad de los estadounidenses se oponía incluso a la venta de equipamiento militar a Taiwán, y mucho menos a defenderlo en una guerra, según una encuesta realizada por el Chicago Council on Global Affairs.
«Nuestros líderes olvidan a menudo que el pueblo estadounidense tiene una gran sabiduría para entender la naturaleza de las amenazas en el extranjero», dijo Mark Meckler, presidente de Convention of States Action, una organización conservadora sin ánimo de lucro que se asoció con Trafalgar en la encuesta.
«Los votantes de todos los partidos apoyan firmemente la defensa militar estadounidense de un Taiwán libre y democrático, a pesar de que eso conlleva un gran riesgo —y potencialmente un alto coste para nuestra nación— contra la creciente amenaza de China».
El frágil equilibrio
La ansiedad por una posible guerra por Taiwán ha crecido en los últimos años, ya que el PCCh ha reiterado su ambición de unir el territorio insular con el continental, por la fuerza si es necesario, y ha emprendido un refuerzo militar sin precedentes.
Taiwán se autogobierna desde 1949, cuando se separó del continente tras la victoria del PCCh en la Guerra Civil China. Aunque la isla es efectivamente independiente, el PCCh sigue considerándola como parte de su propio territorio.
Estados Unidos mantiene relaciones diplomáticas no oficiales con Taiwán en el marco de la Ley de Relaciones con Taiwán de 1979. La legislación obliga a la administración estadounidense a proporcionar a Taiwán los medios para defenderse.
Sin embargo, más allá de permitir la autodefensa, la relación entre Estados Unidos y Taiwán es más complicada. Hasta la fecha, el gobierno estadounidense ha mantenido la política de la llamada ambigüedad estratégica en cuanto a sus compromisos con la defensa de Taiwán. Esto significa que no confirma ni niega que vaya a intervenir directamente en un conflicto militar.
El presidente Joe Biden dijo en octubre de 2021 que Estados Unidos tenía el «compromiso» de defender a Taiwán de una invasión del PCCh, pero la administración se retractó posteriormente de sus comentarios.
China se prepara para la guerra
Esta situación se ha vuelto cada vez más importante en los últimos años, ya que el líder del PCCh, Xi Jinping, ha prometido que la «reunificación» de Taiwán con el continente «se realizará definitivamente».
Para ello, el PCCh está inmerso en una campaña masiva de ampliación y modernización de su ejército, y gran parte de ese desarrollo parece dirigido a capturar Taiwán o a expulsar a Estados Unidos del Indo-Pacífico.
En enero, Xi ordenó al ejército chino, el Ejército Popular de Liberación (EPL), que se convirtiera en una «fuerza de élite» capaz de ganar cualquier guerra.
El EPL, mientras tanto, ha estado ocupado preparando una enorme flota naval. La nación cuenta con la mayor armada del mundo, y en los últimos meses ha lanzado un nuevo portaaviones y una fragata para reforzar su capacidad de combate contra adversarios poderosos.
La ampliación de la capacidad militar incluye también la propuesta de compra de helicópteros de asalto rusos y la modernización acelerada de su arsenal nuclear, lo que, según los expertos, fomentará más conflictos regionales en Asia a medida que China tenga menos miedo a la intervención de Estados Unidos.
En particular, el PCCh ha empezado a utilizar maquetas gigantes de buques estadounidenses como objetivos de misiles en sus ejercicios de entrenamiento y ha realizado simulacros de ataques anfibios a través del estrecho de Taiwán, provocando el temor de que pueda apoderarse de una isla periférica de Taiwán.
Los generales chinos han debatido la posibilidad de atacar Taiwán, según un funcionario taiwanés, mientras que el régimen ha desarrollado una fuerza capaz de formar un bloqueo en los puertos de Taiwán, impidiendo así que Estados Unidos proporcione ayuda material a la isla.
El EPL también ha intensificado constantemente la presión militar sobre Taiwán en los últimos dos años mediante una campaña de intimidación.
Ha enviado con frecuencia aviones militares a la zona de identificación de defensa aérea de la isla, incluyendo un incidente en octubre de 2021 en el que un récord de 149 aviones militares entraron en el espacio en solo cuatro días.
Cada una de estas incursiones obliga a los militares de Taiwán a enviar cazas y responder de la misma manera. La presión sobre los recursos materiales y psicológicos ha provocado la llamada fatiga de crisis entre los pilotos y los mandos militares de Taiwán.
Estados Unidos, por su parte, ha respondido ampliando su presencia en el Indo-Pacífico, buscando nuevas bases y acuerdos de defensa como el AUKUS, que dotará a las fuerzas de defensa australianas de varios submarinos de propulsión nuclear.
Los dirigentes taiwaneses, por su parte, han mantenido una actitud desafiante frente a la creciente agresión china.
En octubre de 2021, la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, juró que la isla autogobernada se defendería a sí misma y a su «modo de vida libre y democrático» de la agresión del PCCh a toda costa.
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